lunes, 9 de abril de 2012

II.- CONCEPTOS PAU

MORAL CONTRANATURAL       NIHILISMO      TRANSMUTACIÓN DE VALORES,   MUNDO  APARENTE,                 DIONISÍACO,               INOCENCIA DEL DEVENIR.

moral contranatural (PAU)

Nietzsche critica la moral tradicional: es dogmática y antivital.

1)     La moral tradicional es dogmática. presenta las dos características importantes:

a)              Crítica a la consideración objetiva de la moral: la moral tradicional, dice Nietzsche, se equivoca totalmente: los valores morales no tienen una existencia objetiva, no existe un ámbito inteligible, como decía Platón, en el que se encuentren los valores (ideas) como realidades independientes de las personas, no existen los valores como una de las dimensiones de las cosas, ni como realidades que estén más allá de éstas, en un supuesto mundo objetivo.

b) Universalidad de los valores: la moral tradicional creyó también que las leyes morales valen para todos los hombres: si algo es bueno es bueno para todos, si algo no se debe hacer no es correcto que lo haga nadie. Esto es, precisamente, lo que indicaba el imperativo categórico kantiano Nietzsche niega la universalidad del dogmatismo moral: en realidad los valores se crean, y por ello cambian y son distintos a lo largo del tiempo y en cada cultura, no se puede pensar en su universalidad.

2) La moral tradicional es antivital: Nietzsche nos propone que todas las tablas de valores son inventadas, pero hay algunas mejores que otras;  el criterio utilizado para esta apreciación es el de la fidelidad a la vida: los valores de la moral tradicional son valores contrarios a la vida. La moral tradicional (la moral cristiana) es “antinatural” pues presenta normas que van en contra de las tendencias primordiales de la vida, es una moral de resentimiento contra los instintos y el mundo biológico y natural.

      Los valores tradicionales son los de la moral de esclavos y frente a ellos Nietzsche propone la moral de los señores, los valores del superhombre y de afirmación de la vida.

Nihilismo

De “nihil”, nada. Actitud vital y filosófica que niega todo valor a la existencia
 o que hace girar la existencia alrededor de algo inexistente.

     Nietzsche destaca tres sentidos de su idea del nihilismo:

1. Nihilismo como decadencia vital: la cultura cristiana, y en definitiva toda la cultura occidental, es nihilista pues dirige toda su pasión y esperanzas a algo inexistente (el Dios cristiano, el Mundo Ideal y Racional de los filósofos), despreciando de modo indirecto la única realidad existente, la realidad del mundo que se ofrece a los sentidos, la realidad de la vida terrenal.

2. Nihilismo pasivo: es una de las consecuencias de la “muerte de Dios”, el “nihilista pasivo” no cree en ningún valor, puesto que considera que todo valor es posible sólo si Dios existe, y Dios no existe; todo ello desencadena y termina en una actitud de desesperación, la inacción, la renuncia al deseo, el suicidio; nada tiene sentido ni valor por no existir aquello que debería ser el fundamento de todo sentido y valor,  Dios.
     Ante ello es necesario otro tipo de nihilismo que favorezca la salida de esta actitud del hombre frente a la vida y ese es el nihilismo activo y de propuesta de nuevos valores.

3. Nihilismo activo: la filosofía nietzscheana es nihilista en este sentido pues propone la destrucción completa de todos los valores vigentes y su sustitución por otros radicalmente nuevos (“transmutación de los valores”).

   Según Nietzsche, este nihilismo es una fase necesaria para la aparición de un nuevo momento en la historia de la cultura, el momento de la transmutación de valores, para el reencuentro con el “sentido de la tierra”, la aparición de una nueva moral y de un nuevo hombre, el superhombre.

Transmutación De Valores

     Momento necesario para el final de la moral tradicional (o moral de esclavos) y la aparición del superhombre y la moral de señores.

      Nietzsche no propone vivir sin valores (llega a considerar incluso que esto es imposible); propone más bien invertir la tabla de valores: superar la moral occidental, moral de renuncia y resentimiento hacia la vida, mediante una nueva tabla de valores que supongan un sí radical a la vida.

      Con una expresión excesivamente retórica Nietzsche llama “rebelión de los esclavos” a la situación que se crea con el triunfo del cristianismo, con el cristianismo prospera la moral de los débiles, de los que quieren huir del rigor de la vida inventándose un mundo objetivo, de reposo, de justicia.

   La transmutación de los valores es la superación de esta moral de esclavos para recuperar de nuevo la moral de señores, y permite el triunfo del superhombre.

      En “Así habló Zaratustra” Nietzsche metafóricamente nos cuenta tres transformaciones del espíritu: cómo el espíritu se transforma en camello, el camello en león y, finalmente, el león en niño.

a)     El camello representa el momento de la humanidad que sobreviene con el platonismo y que llega hasta finales de la modernidad.

b)     El león representa al hombre como crítico, como  nihilista activo que destruye los valores establecidos, toda la cultura y estilo vital occidental.

c)     Y el niño representa al hombre que sabe de la inocencia del devenir, que inventa valores, que toma la vida como juego, como afirmación, es el sí radical al mundo dionisíaco.

“MUNDO APARENTE”

     Para Nietzsche el origen de la metafísica es un signo de determinadas tendencias antivitales, de tendencias guiadas por la razón. Sólo la falta de instinto, permitió la exageración del papel de la razón, y la aparición de las fantasías metafísicas, invención de conceptos, consecuencia de esta hipertrofia de la razón: el Mundo Verdadero, Eterno, Inmutable propuesto por los primeros filósofos, particularmente a partir de Sócrates y Platón. Fue la invención del Mundo Verdadero.

     Dado que el mundo que se muestra a los sentidos no presenta estas características pues éstos nos ofrecen la corporeidad, lo cambiante, la multiplicidad, el nacimiento y la muerte, ERRÓNEAMENTE los filósofos acaban postulando la existencia de dos mundos, el de los sentidos, Mundo Aparente, pura apariencia, irrealidad, y el de la razón, Mundo Verdadero, el Ser, dado a la razón, y horizonte último de nuestra existencia. Esto es precisamente lo que Nietzsche llama platonismo.

      La filosofía tradicional comienza con Platón, quien se inventa un mundo perfecto, ideal, absoluto, al que contrapone el mundo que se ofrece a los sentidos. Platón identifica el Ser con la realidad inmutable, estática, absoluta y relega al mundo de la apariencia lo que se ofrece a los sentidos (lo cambiante, la multiplicidad, lo que nace y muere). La filosofía posterior acepta este esquema mental básico, aunque lo exprese con distintas palabras. 

     Ante ello, Nietzsche hace una crítica al platonismo al cual define como toda teoría para la que la realidad está escindida en dos mundos: un mundo verdadero, dado a la razón,  inmutable y objetivo, y un mundo aparente, dado a los sentidos, cambiante y subjetivo y Nietzsche acaba afirmando que el verdadero mundo existente es el mundo aparente; el mundo verdadero, racional del platonismo, es pura invención.

dionisíaco

lo apolíneo es lo Relativo a la consideración del mundo como una totalidad ordenada, luminosa y racional. Los griegos expresaron esta dimensión de la realidad con la figura del dios Apolo. Se opone a lo dionisíaco.

     Apolo era uno de los dioses más venerados por los griegos, lo consideraron como el dios de la juventud, la belleza,  la poesía,  y las artes en general. Pero, según Nietzsche, era el dios de la luz, la claridad y la armonía, frente al mundo de las fuerzas primarias e instintivas. Representaba también la individuación, el equilibrio, la medida y la forma, la racionalidad.

     Frente a Apolo, Nietzsche propone lo Dionisíaco o Concepción  propia del mundo griego anterior a la aparición de la filosofía. Representa el “espíritu de la tierra” o valores característicos de la vida.

      El dios griego Dionisos (Baco para los romanos) era el dios de la vida vegetal y del vino, fue muy importante para este pueblo, y a él rindieron culto las bacantes. Nietzsche hace una interpretación de este dios que va más allá de su significado ordinario, considerando que con esta figura mítica los griegos representaban una dimensión fundamental de la existencia: la vida en sus aspectos oscuros, instintivos, irracionales, biológicos.

     Nietzsche es contrario a la interpretación apolínea de los griegos del siglo V a. De C. y frente a lo apolíneo propone lo dionisíaco, representado con la figura del dios Dionisos, dios del vino y las cosechas, de las fiestas báquicas presididas por el exceso, la embriaguez, la música y la pasión; según Nietzsche, este dios representaban también el mundo de la confusión, la deformidad, el caos, la noche, el mundo instintivo, la disolución de la individualidad y, en definitiva, la irracionalidad.

“INOCENCIA DEL DEVENIR”

     Con el cristianismo triunfa lo que llama Nietzsche moral de esclavos”, los valores de la humildad, el sometimiento, la pobreza, la debilidad, la mediocridad. El cristianismo, dice Nietzsche, solo fomenta los valores mezquinos: la obediencia, el sacrificio, la compasión, los sentimientos propios del rebaño; es la moral vulgar, la del esclavo, la moral de resentimiento; el cristianismo es el "enemigo mortal del superhombre".

     Con el cristianismo se presenta también una de las ideas más enfermizas de nuestra cultura, la idea de culpabilidad, de pecado, de la que sólo se puede huir con la afirmación de la “inocencia del devenir” o comprensión de la realidad y de nosotros mismos como no sometidos a legalidad alguna, a ningún orden que venga de fuera.

     Según Nietzsche, con la “muerte de dios” estamos libres de pecado, no somos culpables, sino inocentes ante lo que se nos viene, el devenir no es responsabilidad nuestra.

      La “inocencia del devenir” es el triunfo de la moral de señores frente a la moral de esclavos, es el triunfo de todos los valores propuestos por Nietzsche, es el resultado de la transmutación total de nuevos valores, es el triunfo del superhombre.

      Los valores tradicionales y del cristianismo  son los propios de la moral de esclavos y frente a ellos Nietzsche propone la moral de señores, los valores del superhombre, de afirmación de la vida y “la inocencia del devenir”.

      En definitiva, para Nietzsche es el triunfo de “la muerte de dios” ya que con dicha “muerte” podemos vivir sin lo absoluto, en la “inocencia del devenir”, de ahí que la muerte de Dios sea  la condición para la aparición del superhombre. Hombre nuevo que aparece tras la “muerte de Dios”. Nietzsche lo concibe como el individuo fiel a los valores de la vida, al “sentido de la tierra” y que vive en la inocencia del devenir.

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