jueves, 29 de septiembre de 2011

Platón y el mito de la caverna

Platón nació en Atenas en el año 427 a.C. Pertenecía a la clase alta de la ciudad. A los veinte años trabó relación con Sócrates y se transformó en su discípulo. Admiraba tanto a su maestro que lo hizo protagonista de la mayor parte de sus Diálogos.
     Con la intención de intervenir en política visitó al tirano de Siracusa (isla de Sicilia). Pero el intento fue fallido y terminó siendo vendido como esclavo en la plaza pública. Por suerte lo adquirió un pitagórico de Atenas que lo conocía. Cuando, de regreso en Atenas, Platón quiso reintegrarle el dinero que había pagado para salvarlo, el pitagórico se rehusó. Con ese dinero Platón compró un terreno situado en una zona dedicada al héroe Academo, en el cual fundó su escuela, la Academia (355). Esta escuela se mantuvo abierta por más de 900 años. Platón murió en Atenas en el año 347. Se conservan sus obras completas, que incluyen 25 diálogos, la Apología de Sócrates y un conjunto de 13 cartas.
     Platón estaba convencido de que el verdadero saber debe referirse a lo que no cambia. Compartía con Sócrates la idea de que la verdad reside en el hombre. El conocimiento que recibimos de los sentidos nos viene de afuera y versa sobre cosas que cambian. A este tipo de saber —decía Platón— mal se lo llama "conocimiento", porque merecería ser llamado "opinión".
     El verdadero saber versa sobre aquello que permanece siempre igual, sobre las ideas, y no lo logramos por el contacto con el mundo sino que lo descubrimos en nuestra propia alma.
     Para Platón, aquello que más merece el nombre de ser son las ideas, justamente por su inmutabilidad. Las cosas, que se hallan sometidas al cambio, la generación y la corrupción, están por así decirlo entre el ser y el no ser. Las ideas son únicas (no hay dos iguales), inmutables, intemporales, necesarias, universales, arquetípicas, perfectas. Las ideas se hallan ordenadas entre sí jerárquicamente. En la cima se halla la idea de "Bien".
     En su diálogo La República, Platón se planteaba cómo sería una ciudad o una república ideal. Él sostiene que en la sociedad se da un grupo en el que impera lo racional, otro en el que lo hace la irascibilidad y otro que se gobierna por la búsqueda del placer.
     Para que una sociedad sea justa debe ser gobernada por aquellos en los que prima la razón, los filósofos. Los hombres irascibles deben conformar el ejército. Los concupiscibles deben ser comerciantes o trabajadores. Por ello proponía un ordenamiento que permitiera ir educando a los niños y jóvenes detectando cuál es el lugar que por sus condiciones naturales deben ocupar en la sociedad.

     Platón ha sido sin dudas uno de los dos filósofos más grandes de la Grecia Antigua y uno de los máximos representantes de la corriente idealista de todos los tiempos.

Diálogos
Conjunto de escritos de Platón.
   Por un lado decir que mientras Sócrates no escribió nada, pues creía que la escritura no era el lugar apropiado para la transmisión de la verdad y del conocimiento; sabemos que su método de investigación y de enseñanza era la mayéutica y que el diálogo era una de sus partes fundamentales.
     Sin embargo, Platón será fiel en gran medida a su maestro y también considerará que la verdad se muestra en el intercambio de ideas entre diversos interlocutores. Incluso definirá el pensamiento como "el diálogo que el alma mantiene consigo misma".
     Estos dos hechos ―la importancia que le dio al diálogo y su destreza literaria― se reúnen en el modo de escribir de este Platón: sus obras están dotadas de una alta calidad estética y tienen la forma de diálogos, en su mayoría cortos: se reúnen varios amigos y entablan una conversación relativa a un tema de importancia filosófica (el conocimiento, el bien, la virtud, el amor, la belleza, el ser...); en casi todos los diálogos participa Sócrates como interlocutor principal y es quien habitualmente expresa las ideas del propio Platón.
  Los diálogos de Platón se suelen dividir en grupos atendiendo al momento en que fueron escritos:
a.- diálogos de juventud (o diálogos socráticos): presentan las ideas de Sócrates y una reivindicación de su figura; destacan "Apología de Sócrates" y "Protágoras";
b.- diálogos de transición: primeros esbozos de la Teoría de las Ideas y de la inmortalidad del alma; destacan "Menón" y "Crátilo";
c.- diálogos de madurez: en ellos presenta la Teoría de las Ideas ya desarrollada, sus implicaciones en antropología, ética y política, y los mitos más importantes; destacan "Banquete","Fedón", "República", "Fedro";
d.- diálogos de vejez: son los últimos escritos de Platón; destacan "Teeteto", "Parménides", "Sofista","Político", "Timeo" y "Leyes".

Mito de la Caverna
Mito con el que Platón describe nuestra situación respecto del conocimiento: igual que los prisioneros de la caverna que sólo ven las sombras de los objetos, nosotros vivimos en la ignorancia cuando nuestra preocupaciones se refieren al mundo que se ofrece a los sentidos. la filosofía puede liberarnos y permitirnos salir de la caverna al mundo verdadero o de laS Ideas.
   En el libro VII deRepública (514a-516d), Platón presenta el mito de la caverna. Es, sin duda, el mito más importante y conocido de este autor. Platón dice expresamente que el mito quiere ser una metáfora “de nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación”, es decir, sirve para ilustrar cuestiones sobre la teoría del conocimiento.
     Pero tiene también claras implicaciones en otros dominios de la filosofía como la ontología, la antropología e incluso la política y la ética.

     La descripción del mito se articula en varias partes:
1. Descripción de la situación de los prisioneros en la caverna.
2. Descripción del proceso deliberación de uno de ellos y de su acceso al mundo superior o verdadero.
3. Breve interpretación del mito.

I. DESCRIPCIÓN DE LA SITUACIÓN DE LOS PRISIONEROS
   Nos pide Platón imaginar que nosotros somos como unos prisioneros que habitan una caverna subterránea. Estos prisioneros desde niños están encadenados e inmóviles de tal modo que sólo pueden mirar y ver el fondo de la estancia. Detrás de ellos y en un plano más elevado hay un fuego que la ilumina; entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto al borde del cual se encuentra una pared o tabique, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima de él, los muñecos.
     Por el camino desfilan unos individuos, algunos de los cuales hablan, portando unas esculturas que representan distintos objetos: unos figuras de animales, otros de árboles y objetos artificiales, etc. Dado que entre los individuos que pasean por el camino y los prisioneros se encuentra la pared, sobre el fondo sólo se proyectan las sombras de los objetos portados por dichos individuos.

     En esta situación los prisioneros creerían que las sombras que ven y el eco de las voces que oyen son la realidad.

II. PROCESO DELIBERACIÓN DEL CAUTIVO
 
     A. Subida hacia el mundo exterior: acceso hacia el mundo verdadero.

  1. En el mundo subterráneo.
    Supongamos, dice Platón, que a uno de los prisioneros, “de acuerdo con su naturaleza” le liberásemos y obligásemos a levantarse, volver hacia la luz y mirar hacia el otro lado de la caverna. El prisionero sería incapaz de percibir las cosas cuyas sombras había visto antes.
    Se encontraría confuso y creería que las sombras que antes percibía son más verdaderas o reales que las cosas que ahora ve. Si se le forzara a mirar hacia la luz misma le dolerían los ojos y trataría de volver su mirada hacia los objetos antes percibidos.

  2. En el mundo exterior.
     Si a la fuerza se le arrastrara hacia el exterior sentiría dolor y, acostumbrado a la oscuridad, no podría percibir nada. En el mundo exterior le sería más fácil mirar primero las sombras, después los reflejos de los hombres y de los objetos en el agua, luego los hombres y los objetos mismos. A continuación contemplaría de noche lo que hay en el cielo y la luz de los astros y la luna.
     Finalmente percibiría el sol, pero no en imágenes sino en sí y por sí. Después de esto concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las estaciones y los años, que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo es causa de las cosas que ellos habían visto.
     Al recordar su antigua morada, la sabiduría allí existente y a sus compañeros de cautiverio, se sentiría feliz y los compadecería. En el mundo subterráneo los prisioneros se dan honores y elogios unos a otros, y recompensas a aquel que percibe con más agudeza las sombras, al que mejor recuerda el orden en la sucesión de la sombras y al que es capaz de adivinar las que van a pasar. Esa vida le parecería insoportable.
 
     B. Regreso al mundo subterráneo, exigencia moral de ayuda a sus compañeros.

  1. Confusión vital por la oscuridad de la caverna.
     Si descendiera y ocupara de nuevo su asiento tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, sería incapaz de discriminar las sombras, los demás lo harían mejor que él, se reirían de él y dirían que por haber subido hasta lo alto se le han estropeado los ojos y que no vale la pena marchar hacia arriba.
  2. Burla y persecución.
     Si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz se burlarían de él, lo perseguirían y lo matarían.
 
III.INTERPRETACIÓN

  A. Comparación de las realidades.
     Debemos comparar el mundo sensible con la morada-prisión y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol.
  B. Comparación de los procesos.
     El ascenso y contemplación de las cosas de arriba es semejante al camino (dialéctica) del alma hacia el ámbito inteligible.
  C. Valor de la Idea del Bien.
    Objeto último y más difícil del mundo cognoscible: la Idea del Bien.

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